“La Venus provocativa”
Tal vez lo que hace que una mujer artista se más visceral, es su conexión con dar vida, no sólo metafóricamente sino literalmente, al guardar en su vientre un fruto tan preciado, para ella en lo individual y para la sociedad, en general.
Esa conexión especial logra desdoblar las raíces femeninas a una velocidad y con una profundidad muy peculiar de este género.
Es cierto que los hombres también desarrollan la pasión a la vida, con un estilo propio de su género, una forma de admiración y hambre por la vida.
Ambos seres tienen esa voracidad por la cualidad de ser humanos. También es cierto que las raíces de los hombres van encaminadas o encausadas al árbol de la vida, al vientre que guardara el feto en crecimiento, a la mujer que ha extendido sus redes tan profunda y calidamente que, el hombre con su pasión y voracidad masculina, se deja llevar; tentado por su olor, su amor natural y la necesidad de contacto con otras raíces, se amarra a ellas.
Dedica canciones, poesía y mil invenciones, guiado por el olor del vientre fértil, por la posibilidad de encontrar unos brazos femeninos que lo apapachen, que lo hagan sentir protegido como cuando ellos, estuvieron en el útero.
La mujer artista entonces no sólo crea y riega sus cimientos para ella misma, también para el hombre, para la tierra… para el mundo.
Como mujer, logra establecer canales de comunicación fundamentados en el amor, en el lado visceral, en su capacidad de ser y sentir.
Pero también, la mujer, demuestra su fuerza, su inteligencia innata y esa necesidad de sobresalir, de proteger con las garras y con todas las herramientas con las que la naturaleza la doto.
Y la verdadera conexión entre las raíces femeninas y masculinas nace al darse la penetración volcánica. La unión se engendra en la invasión del tubo que conduce el hambre masculina por el calor y la protección, esta necesidad de morder y ser mordido es alimentada, seducida y provocada por la emanación del vaho femenino, por el cuerpo perfecto de la mujer.
Y la perfección no radica en el cuerpo delgado, en las curvas pronunciadas o en el estereotipo de la época, en la imagen de “moda”.
La belleza imperfecta de la mujer se encuentra en la capacidad 100% seductora de ella, cómo usa el cuerpo que tiene para enamorar, sugerir, tentar, crear y engendrar.
Cuando la mujer se conecta con su sensualidad comienza a dejarse ser, a sentir y olvidarse de las fachadas… sin olvidar que puede manipular y controlar con su imagen pero, siempre, con inteligencia y conservando su postura de matriarca, de pilar de la familia, de la sociedad, de la pareja, de la vida.
La mujer artista observa su cuerpo y lo aprovecha. Es hermosa por el misticismo, la magia y la hechicería que guarda debajo y encima de la piel, con sus movimientos inconscientes, con su sonrisa coqueta y misteriosa, con el andar de sus pies ligeros y el contoneo sensual y seguro de sus caderas… pero siempre, con la inteligencia de hacerse respetar, no sólo por ser mujer, sino por ser un ser humano hermoso, dotado de vida, de sentimientos expuestos y de entrañas fértiles.
La mujer artista acepta ser el hogar de la fertilidad, el templo del deseo y la casa de la sensibilidad.
En todo esto, la mujer artista encuentra su inspiración, en sus entrañas y las de su amante… en el fondo delicioso de sus placeres, físicos y emocionales.
Entonces, como artista, la mujer logra reflejar sus dolores, sus pasiones; puede descargar sus preocupaciones.
La variedad de sentimientos que puede explotar es inmensa, sin requerir de herramientas más que sus sentidos y, por consiguiente, su cuerpo. Su existencia está atenta todo el tiempo. Cada fragmento de su ser, cada célula está despierta y dispuesta a ser provocada y estimulada, ya sea por parte de la naturaleza a su alrededor o de la que se anida en su interior.
Hablando desde el roce de los dedos del hombre hasta la menstruación, que le alerta de que está preparada para dar vida, para engendrar. Y algo parecido pasa con la mente, da su alerta de que la artista puede comenzar a dar a luz obras maravillosas, que terminarán por marcar su mundo y, con dedicación, al mundo de todos.
La mujer artista abre los ojos y extiende las manos para palpar y aprender. Las raíces se desdoblan y buscan la inspiración… encontrándola en la tierra, en el aire, en la luz… en la música… en el hombre.
Ivonne B. Mancera
No hay comentarios:
Publicar un comentario