Junio 2011, 3er aniversario

Cuando uno crece comienza a preguntarse qué es lo que está haciendo, si lo que hace está bien o está mal, a dónde nos llevan esas decisiones y sobre todo, si estamos a gusto con ellas.

La motivación llega con los resultados. El Muro cumple este mes de Junio de 2011 su tercer aniversario, y nos sentimos sumamente contentas de poder decir que, cada edición es un espejo de nuestros deseos y de nuestros corazones. Cada hoja es fiel a nosotras mismas.

A lo largo de estos tres años hemos enfrentado retos de verdad importantes, también disfrutamos de nuestros triunfos, pero, lo más delicioso es poder conocer y compartir este espacio con gente tan apasionada como nosotras.

Nuestros lectores y colaboradores alimentan a esta publicación y a sus humildes soñadoras que siempre buscan hacer lo mejor para ustedes.

En esta ocasión, no solamente presentamos nuestra fabulosa portada de “gala”, elaborada artesanalmente por las soñadoras y nuestros diseñadores, también nos permitimos presentar, en esta primer hoja, una verdad muy especial… la verdad de ser escritores y seres humanos… en boca de uno de nuestros colaboradores:

Reflexión Primera:
No sé si mis versos formen un poema, y si realmente mis poemas tengan poesía. Yo le escribo al amor en cualquiera de las formas concebidas por el Hombre. Le escribo a la mujer en su grandeza cósmica, madre de todo ser pensante sobre La Tierra.

Escribo para mitigar la cruda antipatía a la vida, y recuperar la luz del sol en mis ojos. Escribo porque para mí, no hay mejor manera de aprender a llorar de alegría.


- Daniel Cadena B.

Soñadoras, colaboradores, lectores… amigos… Muchas gracias por todo el apoyo, desde el fondo de nuestros corazones.

Bienvenidos a El Muro, con tres añitos!!

Sinceramente:
Ivonne Mancera
Directora Editorial

lunes, 14 de diciembre de 2009

El Resplandor. Por: Ivonne B. Mancera


Federico Fellini:
El cine del espectáculo


Cada que Fellini aparece en la pantalla sabes que te llenara de dos sentimientos: alegría y tristeza.
El cine de Federico Fellini es una lluvia de luces, risas, lágrimas y la realidad que existía en su cabeza y nos quiso regalar.

Federico Fellini nace en Rimini, Italia, el 20 de enero de 1920. Desde pequeño se caracterizó por ser un niño inquieto. Su pasión se volcó hacía el dibujo, especialmente en las caricaturas; a los 17 años publicó sus primeras viñetas, colaborando luego en varios semanarios con el seudónimo de Fellas.

Uno de los primeros grandes espectáculos que atraparon el corazón de Fellini fue el circo. La magia y al mismo tiempo la realidad que veía proyectada en los artistas circenses fue una idea que después desarrollaría y sería fuente de inspiración para sus películas.

Su viaje a Roma acompañado de su madre y su hermana llegarían a marcar su camino pues, ésta ciudad se convirtió en el escenario del crecimiento artístico de un joven Fellini que ansiaba comerse al mundo.

Su primera participación en el mundo cinematográfico la hace como guionista en la película: “El pirata y yo” con Mario Mattoli como director.

En 1943 Federico se casa con Giuletta Masina, una actriz de teatro que se convertiría en una de sus musas y actrices fetiche.

Roberto Rossellini, uno de los grandes directores del neorrealismo del cine italiano, impactaría en el año de 1944 a Federico, quien sería uno de sus más fieles discípulos.
Masina y Fellini tiene un hijo en el año de 1945, que muere dos meses después a causa de insuficiencia respiratoria… nunca tendrían otro hijo.

Su film “La Strada” (La Calle) en 1954, se convierte en la película que lo lanzaría a la mira de los críticos de cine y del público… quienes quedaron encantados con la maravillosa visión de Fellini acerca de los artistas callejeros y la vida del circo. Su esposa, Giuletta Masina protagoniza este film y enamora al público con su fantástica actuación.
Con La Strada, gana su primer Óscar.

“La Dolce Vita” (La dulce vida) en 1959, se trasforma en su éxito comercial más grande. Fellini nos narra la historia de un periodista de espectáculos que vive una vida de excesos y diversión que termina por enseñarle una gran lección: el artista es un ser humano finito.

Fellini tiene la capacidad de introducirte a un mundo lleno de apariencias, de hipocresía y de desentendimiento humano al mismo tiempo que te enseña la ternura, la honestidad y la sensibilidad de los artistas.

El cine Felliniano se centra en la visión que uno mismo tiene de lo que es, de lo que fue y lo que puede ser, para después compartir esa visión del humano como ser imperfecto con el público. Fellini termina siendo uno de los cineastas que brindan por la humanidad, con sus defectos y sus cualidades.


Nos regala el cine del espectáculo.



Ivonne B. Mancera

No hay comentarios:

Publicar un comentario