En el exilio
No podemos decir que somos el rostro del pasado, cuando hemos dejado a la humanidad ensangrentada y de rodillas, suplicando piedad.
Quizá este no ha sido mi principal interés, y dudo que lo sea, cuando mis fuerzas se acaben, derrochadas en esta batalla infinita.
Sin embargo, existe un motivo que no está demás, aunque los sueños me roben la mitad de la vida, y mi “cigarro barato” se apague con el viento.
Es la pasión o la razón lo que me detiene aquí, de igual forma a mi lado está, sin decir nada, el destino, aunque aparente pero seguro; es ahora la soledad, en espera eterna, en una búsqueda interminable.
Me pregunto: Poesía ¿Dónde estás?
María G. Barrón A.
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