“Clorfenamina compuesta”
Desperté sumergida en mi propio calor corporal, en el olor del enfermo que duerme horas extras, se come una pieza de pollo y sigue durmiendo.
Trate de encontrar vestigios de mi vida. Una flor morada que robaste para mi y que me recordó un poema de Sabines (“Te quiero a las diez, y a las once y a las doce del día”), un poco de hojitas secas de la Jacaranda pegadas a mi piel debajo de la ropa… un par de fotos pegadas a la pared.
¿Has sentido que no existes? Cuando desperté, parecía que todo fue un sueño. Me urgía encontrar tu voz, me urgía encontrar tu rostro… pero no el de las fotografías que sólo le ofrece más surrealismo a mi despertar… buscaba tu rostro de piel de cobre y hueso.
Entonces tuve recuerdos del día, y del ayer… del domingo que te vi, de la película sobre el circo y el silencio durante el juego del Barcelona. ¿Desperté ayer u hoy? ¿Desperté de un sueño comatoso o del sueño de la gripa? ¿Desperté y estás?... o ¿no estás?.
Y tanta jodida pregunta me tiene más revuelta, más entre que sigo soñando o que no hay un mundo allá afuera, mejor aprieto los párpados y me duermo de vuelta.
Siento que no te conocí y que estoy más bien inventando una novela, de esas donde el hombre es todo lo que yo quería, con sus bellos y sus feos extras. Donde soy la protagonista, donde me dices palabras bellas y me das besos sabor galleta.
Desperté con la necesidad de llamarte pero tengo miedo de marcar a casa de la abuela de alguien, que no vivas donde te visite, que no seas a quien tanto amo. Desperté y pregunte: ¿Has despertado sintiendo que no existe nadie?.
- Ivonne B. Mancera
No hay comentarios:
Publicar un comentario