Junio 2011, 3er aniversario

Cuando uno crece comienza a preguntarse qué es lo que está haciendo, si lo que hace está bien o está mal, a dónde nos llevan esas decisiones y sobre todo, si estamos a gusto con ellas.

La motivación llega con los resultados. El Muro cumple este mes de Junio de 2011 su tercer aniversario, y nos sentimos sumamente contentas de poder decir que, cada edición es un espejo de nuestros deseos y de nuestros corazones. Cada hoja es fiel a nosotras mismas.

A lo largo de estos tres años hemos enfrentado retos de verdad importantes, también disfrutamos de nuestros triunfos, pero, lo más delicioso es poder conocer y compartir este espacio con gente tan apasionada como nosotras.

Nuestros lectores y colaboradores alimentan a esta publicación y a sus humildes soñadoras que siempre buscan hacer lo mejor para ustedes.

En esta ocasión, no solamente presentamos nuestra fabulosa portada de “gala”, elaborada artesanalmente por las soñadoras y nuestros diseñadores, también nos permitimos presentar, en esta primer hoja, una verdad muy especial… la verdad de ser escritores y seres humanos… en boca de uno de nuestros colaboradores:

Reflexión Primera:
No sé si mis versos formen un poema, y si realmente mis poemas tengan poesía. Yo le escribo al amor en cualquiera de las formas concebidas por el Hombre. Le escribo a la mujer en su grandeza cósmica, madre de todo ser pensante sobre La Tierra.

Escribo para mitigar la cruda antipatía a la vida, y recuperar la luz del sol en mis ojos. Escribo porque para mí, no hay mejor manera de aprender a llorar de alegría.


- Daniel Cadena B.

Soñadoras, colaboradores, lectores… amigos… Muchas gracias por todo el apoyo, desde el fondo de nuestros corazones.

Bienvenidos a El Muro, con tres añitos!!

Sinceramente:
Ivonne Mancera
Directora Editorial

martes, 21 de septiembre de 2010

Viaje Musical en Septiembre. Por María G. Barrón A.

The Cure

Mis tres amigos imaginarios

Mis tres amigos imaginarios me abordaron una tarde hace ya unos años cuando era una joven estudiante de altos promedios, solitaria y despistada. ¿Cuándo pasaron a ser mis mejores amigos? exactamente no sé pero junto con ellos descubrí la cura. Caminando por un bosque de símbolos, muy alejada a estos tiempos irreflexivos, pasivos, automáticos, me dirigí y, en la aparente monotonía y casi sin percibirlo, se abrió una de las puertas de la percepción y comience a vislumbrar el infinito: “The Cure”.

Un grupo británico de 1976 que inició como “Malice” y “The Easy Cure” que por el año de 1978 cambiarían definitivamente su nombre a The Cure. Comenzó cuando cuatro amigos se unieron: Robert Smith en guitarra y voz, y sus compañeros de escuela Michael Dempsey en el bajo, Lol Tolhurst en la batería y el guitarrista estrella local Porl Thompson.

Después de un intento fallido con una disquera, mandaron varios demos y recibieron respuestas, siendo la disquera Fiction Records con la que firmarían para grabar su primer sencillo “Killing an Arab”. No pasó mucho tiempo para que la banda adquiriera muchos seguidores, lanzando en 1979 su primer álbum “Three imaginary boys”. Le siguen una amplia lista de discos, 13 de estudio, 5 en vivo y otras tantos recopilatorios, rarezas y b sides. Pero tres son los pilares que sostienen esa mítica idea de que son un grupo gótico; estos tres están recopilados en un excelente concierto en vivo llamado “Trilogy” en el cual se integran por completo “Pornography” (1982), “Desintregration” (1989) y “Bloodflowers” (2010).

Los tres comparten las letras más oscuras y reflexivas, diría catatónicas y alucinantes. Son muchas las canciones emblemáticas de la banda: The hanging garden, A strange day, Lovesong, Lullaby, Fascination Street, The Last Day of Summer, There Is No If, y las homónimas: Desintegration y Pornography y Bloodflowers.

“The Cure” se distingue por riffs pegajosos, bajos que resaltan y baterías sencillas, así como los tonos agudos y melancólicos de la voz de Robert, y demás instrumentos que acompañan como el saxofón, teclado o violín entre otros. Cada álbum explora sonidos y emociones diferentes, en cada uno encontramos nuestro veneno y cura.

Géneros y géneros se han inventado y aun “The Cure” sigue escapando de tales clasificaciones, que sí bien de estilo pop, new wave, rock, incluso se le tiene considerado como influencia del movimiento gótico.

Pero de toda la historia de “The Cure” a cuántos no nos ha influenciado, a cuántos no nos a acompañado en las tardes de soledad o los días alegres, en nuestras paranoias y en nuestras divertidas alucinaciones furtivas, en los amores y desamores, en todos los tiempos y los espacios … cada canción es como un momento en la vida.

Tanto Killing an Arab tomada del libro “El extranjero” de Albert Camus, o Three imaginary boys, su alegrísima Friday I’m in love, y la divertida Why can’t I be you, desde las notas anhelantes de Close to me, o la desesperante sensación en Lullaby y en If only tonight we could sleep, así como el inmenso y perdido amor en Just like Heaven y la triste There is no if, y la encantadora A night like this… son al mismo tiempo la cura para cada momento.

A más de 30 años de haber iniciado el proyecto de tres jóvenes amigos y tras haber pasado por una amplia lista de integrantes, “The Cure” es parte de las piezas fundamentales, de esas que llenan el vacío y que al mismo tiempo lo van haciendo más grande: un melancólico viaje de tristes y alegres recuerdos.

La figura de Robert Smith no es tan sólo un icono de la figura del rockstar de antaño, ni mucho menos la imagen desteñida, borrosa ya casi invisible de un joven de cabellos alborotados, ojos negros y labios rojos. Robert Smith es cantante, músico y compositor, es el aparente centro del cual parte este espiral de alucinantes formas, de lunas, de corazones y de imágenes interpuestas, de recuerdos, de luces y de oscuridad, de soledad, de alegría, de mil maravillas.

“The Cure” es más, cada uno de los que han formado parte de este grupo le han añadido un estilo diferente por lo que. a lo largo de su historia. han explorado en diversos géneros siendo influencia tanto de la cultura popular como de las corrientes alternativas que han ido surgiendo. Desde la trilogía oscura compuesta por Pornography, Desintegration y Bloodflowers, hasta los más alegres Wish y Wild mood swings que marcaron la época más tranquila pues aquí “The Cure” transformaría sus sonidos más salvajes y oscuros en melancólicas notas de tristes recuerdos y felices deseos fugaces.

La colaboración de “The Cure” en el Unplugged de Korn con una combinación entre “Make me bad” e “In between days” ha sido una de las mejores del grupo, otras han sido con Billy Corgan, Blink 182, Placebo, entre otros. Así como los proyectos alternos que de Robert entre los cuales destaca “The glove” y su colaboración como miembro sustituto en la banda Siouxxie and the bandshes.
Actualmente The Cure lo integran Robert Smith, Simon Gallup, Jason Cooper y Porl Thompson.

De su último trabajo de estudio el álbum “4:13 dream” se ha dicho de todo, ha tenido criticas buenas y malas. Digo que como todos los anteriores este álbum cambia por la necesidad de estarce renovando siempre, para seguir siendo The Cure necesitan explorar constantemente, buscar entre tantos acordes y palabras las que hagan del alma una fascinación extraña, la clave para la cura.

Porque si sólo esta noche podemos dormir, querremos estar más cerca como si estuviéramos en el cielo y luego de haber despertado habiéndole dicho adiós a la noche y bienvenido al día justo cuando hayamos descubierto que bajo las estrellas o el ardiente rayo del sol, no habrá un sí inesperado sólo esto lo que nunca pasó en esos días en los que la inmensa oscuridad me persigue como en un sueño, y me sentaré callado a las 10:55 un sábado por la noche esperando que alguien llame, porque la magia del viernes habrá pasado y no estaré más enamorado. Y volveré por siempre a la calle fascinación a escuchar en medio de un sopor dulcísimo y agrio, dulce y cruel pero cada vez más apegado a oídos, y volver a encontrar La Cura con mis tres amigos imaginarios.

María G. Barrón A.

Los ladrillos en el muro. Por Daniel Cadena B.

JULIO Y LAS SERPIENTES

Sentado en la silla de siempre y apoyando los codos en la mesa de siempre, Julio piensa en serpientes. Aún no se explica por qué piensa en ellas. Esa noche tuvo un sueño donde decenas de víboras, de todos tamaños, envolvían su cuerpo; esto ocurría durante la ducha y mientras comía. Era incómodo caminar con decenas de coralillos en la entre pierna. Lo más incómodo era que no lo dejaban en paz ni cuando estaba con su esposa, en la intimidad.

Julio opta por dejarse llevar por los sueños. Conforme más serpientes se integraban a su cuerpo, más se sentía una de ellas; le gustaba la idea de arrastrarse por la hierba húmeda de alguna selva o sentir la caliente arena de un lejano desierto. En ese momento de epifanía decide, después de un largo rato de analizarlo, que es momento de realizar un cambio drástico: desde ahora será una serpiente, y no sólo como en sus sueños, si no en la realidad, físicamente cambiaria. Esta decisión lo hizo sentirse satisfecho y feliz.

La decisión de Julio era convertirse en lo que a diario pensaba y profundamente anhelaba. Julio comenzó a arrastrarse por toda la casa; se enroscaba en las patas de la mesa. Cuando hacía el amor con su esposa, trataba de hacerlo como las serpientes; acostados de lado, él atrás y ella adelante como sentada encima de él; se enrollaban formando un laberinto de piel. Todo esto era hermoso para Julio. La vida que ahora llevaba era fantástica.

En ocasiones, Julio, escondido detrás del sillón, acechaba por horas a un pequeño ratón que estaba en la cocina. Julio esperaba y esperaba a que el ratón se acercara los suficiente para atraparlo y tragarlo vivo; pero no podía, no era tan rápido y terminaba comiendo pedazos de carne cruda que le daba su mujer escondidos en los rincones de la casa; esto para mitigar la frustración de Julio por sus ineficaces intentos de cacería. Pero Leonora, su esposa, temía que sí Julio alcanzaba algún día a ese ratón, este terminaría trasformado totalmente en serpiente. Era atemorizante para Leonora llegar a casa y encontrar a Julio acechándola en un rincón, siseando y levantando la cabeza, amenazándola por atreverse a invadir su territorio. Esto la asustaba mucho, era angustioso esperar en cualquier momento el ataque de su marido.

Julio realmente se estaba transformando, ahora estaba más delgado, siempre con sus manos a un costado y las piernas juntas que daban a sus extremidades un efecto de estar encarnadas al cuerpo. Su lengua era ahora bífida, esto con la ayuda de su navaja de afeitar. Sus ojos estaban dilatados, su mirada era sombría, casi no parpadeaba. Pero aún no cazaba a ese ratón, era menester impedírselo.
Un día, como muchos que acontecían últimamente, al llegar Leonora a su casa encontró a Julio dormido plácidamente, esto no era normal, ya que Julio se pasaba día y noche esperando la oportunidad de cazar al… ¡¿Será posible que lo haya hecho?!

Leonora llama a Julio, este observa su entorno indiferente y al girar la cara hacía Leonora, esta da un gran grito; en la boca de Julio habían mechones de pelo, sangre y, aún asomándose, la cola del ratón. Leonora desconcertada no sabía que hacer, había perdido a su esposo, eso era lo único claro.
Después de haber cazado al ratón, Julio se sentía ahora más serpiente que nunca. Salía al jardín a atrapar aves, ratones, lagartijas, todo lo que pudiese satisfacer su hambre. Mientras, Leonora, cerraba cualquier salida de la casa para evitar que se escapara Julio. No quería que la gente notara la transformación de su esposo que, poco a poco, era más notoria.

A palos lo hacía meterse en la casa; a Leonora le ocasionaba un tremendo asco ver a su esposo tragar ratas casi vivas, ya que como Julio carecía de veneno, estas no morían por la mordida sino de asfixia dentro de su garganta.
Excluido, claustrofóbico y con una hambre voraz, Julio busca la forma de escapar. Con un salto da con la cabeza en la ventana del frente de la casa, rompiéndola, sabía que pronto iba a ser libre, eso era lo único que importaba.

Leonora, al escuchar el vidrio romperse, sale de la cocina rápidamente armada con su inseparable escoba. Al ver a su marido tan decidido a escapar lo golpea fuertemente en todo el cuerpo; Julio al sentirse agredido ataca a su mujer lanzando feroces mordidas, pero Julio al recordar que carece de veneno, opta por la constricción; con las piernas tumba a Leonora que cae con estrépito de espalda sobre el piso; Julio se desliza con rapidez sobre el cuerpo de Leonora, éste enreda los brazos sobre el cuello de su esposa, el resto del cuerpo sujeta brazos y piernas, inmovilizándola; Julio aprieta fuerte el cuello logrando la estrangulación definitiva. Al darse cuenta de su acto, decide refugiarse en un rincón; siente que su cuerpo crece, es necesario mudar de piel.

Al segundo día después de la muerte de Leonora, Julio ha cambiado totalmente de piel; los parásitos que tenía de humano han desaparecido. Ahora su cuerpo es descolorido de un tono verde muy claro. Al desplazarse hacía la ventana para salir al fin de la casa, siente como las escamas de su nueva piel se aferran a las superficies, logrando un mejor movimiento, piensa (aún no desaparece del todo la razón humana) que es libre al fin y llegan deseos de aparearse y sale en busca de una serpiente hembra con quien copular.

Julio repta por las calles con una rapidez sorprendente; su visión es ilimitada y detallada gracias a los dos orificios que utiliza como receptores infrarrojos que tiene en sus mejillas; ahora ninguna ave o roedor tiene escapatoria. Se balancea en los árboles, hunde la tierra con su cabeza para hacer enormes túneles como refugio. Su dieta además de aves y roedores se completaba de otras serpientes, crías de gatos y lagartijas. Aunque un día, al pasar por la ventana de una casa, escuchó llorar a un bebé; Julio se escabulló por la ventana abierta; era sumamente silencioso y cuidadoso cuando se refería a cazar; enredando con las piernas al infante, sacó al bebé de un tirón por la ventana; Julio busca rápido un árbol, este lo trepa de un salto.

El bebé no para de llorar, Julio se acerco serpenteando al rostro del niño y ahí termino el llanto y la vida del bebé.
El lado humano de Julio estaba desapareciendo, cada vez más la serpiente que este anhelaba, pensaba y deseaba lo envolvía. La chispa de humano que aún no perdía, era un recuerdo, un recuerdo que no le permitía ser por completo serpiente; y ese recuerdo era el de Julio como humano. La melancolía lo albergaba, lo hacía sacudirse en las ramas del árbol, en la hierba, estaba cansado de ser serpiente.

Pasaron varios días y Julio extrañaba cada vez más su humanidad. Asqueado de las ratas y los pájaros trataba de utilizar sus extremidades que le temblaban y le dolían al tratar de separarlas. Adolorido, al fin pudo incorporarse; empezó a caminar por la calle rumbo a su casa. En su mente rondaban recuerdos del calor de su cama y del cuerpo de su esposa. Extrañaba la mesa y la silla donde se sentaba, recargando los codos para pensar, como siempre, en serpientes.

Julio entra a su casa, Leonora yace aún en el piso, nadie se ha percatado del olor a muerte. Julio se recuesta junto a ella; aún sueña en serpientes, y en ese sueño, las serpientes ya no lo acosan a él, si no a Leonora, que corre y trata de evadirlas; corre por las calles, por parques. Leonora llega a su casa, ya a salvo, se sienta en la silla de siempre, apoya sus codos en la mesa de siempre y piensa en Julio que piensa en serpientes.


Por: Daniel Cadena B.

El Lunático en Septiembre. Por Ivonne B. Mancera

“¿Y?”

Y… ¿Qué me espera sin ti amor?
Un montón de libros empolvados,
café americano y un chicle ya masticado.

Mis dedos sucios,
mis labios rotos y mis ojos cansados;
mis palabras torpes,
mis pisadas flacas y los roces de tu vientre en mi espalda.

Y… ¿Qué me espera sin ti amor?
Un poema triste y mi pluma harta,
un enojo sin remitente y una carta mojada,
un discurso estridente,
una carcajada barata,
un aullido silente y tu chamarra arrugada.

Y… ¿Qué me espera sin ti amor?
Una solución encajonada,
tus letras re leídas y machacadas,
fotos que no parecen de verdad,
besos que te quiero dar…
un montón de bistec sin guisar.

Y… ¿Qué me espera sin ti amor?

- Ivonne B. Mancera

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“Be human”

Es mi estado depresivo tu pastilla para dormir,
el silencio de mi locura lo que te hace huir.
¡Mírame! Soy humana y no puedes ignorarlo, corregirlo o deformarlo.

¿Cuántos timbrazos debe dar tu teléfono para que comprendas que me está doliendo?
¿Cuántas operaciones a corazón abierto quieres hacerme
para darte cuenta de que todo lo que hay en mi cuerpo es para ti y
sí no estás se va muriendo?
Necesito que me abraces fuerte y que no me pongas el candado de indiferencia,
para que no me acerque.

¡Mírame! Soy humana, tengo la piel roja de tanta esperanza guardada.
Mi sonrisa empieza donde nace y termina tu recuerdo;
mi recuerdo se desvanece en tu mente, y me liquida como material reciclable.
¡Acaricia mi pellejo y date cuenta de que no me estoy yendo!

Acaricio mis párpados para no dejar que se me escape tu imagen, me duele tanto pensarte que me quiero fugar a Marte.

- Ivonne B. Mancera

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“Contagio”

¡Qué sola se siente esta ciudad sin ti!. ¿Me enseñaste a odiarla inconscientemente? Tal vez si.

No estoy reclamándote mi desengaño de vivir feliz aquí,
te reclamo que me olvides y me dejes sin sentir.

¿Dónde están mis piernas, mis brazos y mi enmarañada cabeza que da arañazos?
¿Dónde quedo el primer invierno que pasamos juntos? ¿Dónde estoy yo? Dímelo tú.

Y te detienes a mirar mi cadáver lleno de gusanos,
te quedas tranquilo y callado cuando me encuentras llorando…
me irrita tu paciencia,
tu silencio huraño y esas ganas de irte cuando más estancada me estoy quedando.

¿Me enseñaste a odiar esta ciudad inconscientemente?
Tal vez si. Ya no quiero vivir sin ti. Vive en mi.

- Ivonne B. Mancera

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“Platica de café”

- Como me ha molestado todo esto del Bicentenario
- Si. Está por todos lados
- Tanto festejo para nada
- Tanto dinero invertido… mejor deberían usarlo en otras cosas
- Bah… para qué sería ese dinero, si no dicen que lo gastan en el Bicentenario dicen que es para obras públicas
- Bueno… eso es cierto
- Igual, el mero día, me echo un tequilita
- Yo cualquier día… ¿cuál independencia vamos a festejar?

(Música de fondo)
Ya me tiene hasta la madre,
tanto pinche balazo…
´ora que acabe el tiroteo
les voy a dar de trancazos.

- Ivonne B. Mancera

martes, 14 de septiembre de 2010

El Resplandor en Septiembre, por Ivonne B. Mancera

José Clemente Orozco
“El nacimiento
del verdadero mexicano”


El 23 de Noviembre del año de 1883, Zapotlán, Jalisco vio nacer a uno de los más grandes muralistas mexicanos de todos los tiempos: José Clemente Orozco.
Orozco conoció cuando era niño a uno de los grandes artistas de México, José Guadalupe Posada, quien fue su mentor en el arte de la pintura y también una gran influencia en su estilo.
Todavía siendo un niño, Orozco se va la capital de la República, en 1890. Comienza a tomar clases en la Academia de San Carlos entre los años de 1906 y 1914.

Sus primeros trabajos consisten en ilustraciones y dibujos satíricos sobre la Revolución Mexicana, la litografía también sirve para que Clemente empiece a mirar de forma personal al México de aquel tiempo, tanto sus guerras como sus tradiciones estrafalarias y coloridas.



La librería “Biblos” en la ciudad de México, fue sede de su primera exposición en el año de 1916. Después de esta gratificante experiencia, Orozco se lanza a conocer Estados Unidos, pintando carteles y conociendo las ciudades de San Francisco y Nueva York.
José Orozco trajo muchas de las técnicas y de la apreciación artística de E.U y de Europa a México, compartiéndola con sus colegas.

La finalidad de la mayoría de los muralistas era la de educar al pueblo, para poder lograr una motivación por la lucha de una mejor sociedad, por la lucha de una independencia que tanto se necesitaba… los muralistas fungieron como maestros y cronistas del pueblo y para el pueblo.
La familia de José Orozco quería que continuara sus estudios como ingeniero agrónomo, algo que no le agradaba al gran muralista.

En el año de 1909, Clemente decidió hacer caso omiso a las aspiraciones que su familia tenía para él, dedicándose totalmente a la pintura.

Entre los años de 1911 y 1916, para poder mantenerse económicamente, Orozco participa como caricaturista en importantes publicaciones dentro de la sociedad, algunas de ellas: “El hijo del Ahuizote” y “La Vanguardia”.
Clemente también se dedico a pintar escenas de la vida diaria del obrero en los clubes nocturnos. Desde aquí podemos notar su tendencia hacia el expresionismo.
Las primeras tendencias de Orozco van hacia la oscuridad del ser humano; podemos apreciar en sus pinturas a las prostitutas, los antros de mala reputación y ese desengaño de la realidad que al público le encantaba.

El detalle que imprimía Orozco a sus pinturas le dio el título de “El Goya mexicano”, lo cual establecería no sólo el nivel de su fama, también de su calidad e influencia en el arte Latinoamericano.
El año de 1922 marco un gran cambio en la vida de José Orozco. Grandes muralistas como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, iniciaron el movimiento muralista mexicano. Este movimiento pretendía establecer “el arte de la calle”, con una tendencia clara para la política de izquierda.


El arte muralista se convirtió en una exportación mexicana pues, fuera de las tendencias europeas que varios pintores absorbieron de sus visitas a esas tierras, contenía mucho del arte precolombino y las costumbres mexicanas de ver a la vida, la religión, la lucha, la libertad y la muerte.
Junto a Rivera y Siqueiros, quienes eran abiertamente de izquierda, ingreso a las filas del Sindicato de Pintores y Escultores, donde se comprometieron a recibir como sueldo, el mismo que los obreros mexicanos.

En las pinturas de Orozco se refleja la picardía mexicana y la cruda realidad de esta estirpe, de nacer pobre y morir igual, de la injusticia de un sistema político corrupto y lleno de obstáculos para quienes trabajan la tierra.
En 1928, Clemente Orozco viaja a Nueva York para presentar su exposición titulada: “Dibujos de la Revolución”.
Gracias a sus nuevas posibilidades económicas, surgidas por los excelentes resultados de sus exposiciones, viaja a España e Italia, donde se interesa por el arte barroco; es a partir de estos viajes cuando podemos ver la influencia de importantes escultores y pintores como Miguel Ángel y Velázquez.

En 19745 publica una autobiografía, donde habla tanto de su vida y sus aspiraciones, como del cambio que había traído los distintos movimientos bélicos a México.
En 1948, Orozco realiza el que sería su último mural, homenajeando las raíces indígenas y a los políticos que él admiraba, dicha obra se llamo: “La justicia y luchas proletarias”.

José Clemente Orozco también dejo gran parte de su obra en pintura de caballete, donde podemos encontrar su dramatismo, colorido y su visión de un mundo real y crudo del mexicano y su alrededor.

El 7 de Septiembre de 1947, fallece José Clemente Orozco en la ciudad de México, después de una vida de aprendizaje, política, arte y pasión, después de ser quien hizo nacer al verdadero mexicano con su pintura, con su gigantismo colorido y brutal.


- Ivonne B. Mancera

La Utopía del Silencio en Septiembre

Dentro de pocos días

Un corazón que vibra y, en letras negras, pones mi nombre.
Adentro del pequeño sobre encuentro una carta y una fotografía, en letras pequeñas dulces palabras, un cuento corto y el recuerdo de cuando nos conocimos.
El amor que me tenías y el amor que te he tenido.

Los momentos dulces, los sueños perdidos, los dolores de alma y los planes venideros.
Recuerdos entrañables como el día que nos conocimos, las cosas que te dije y el dolor al que algunas veces nos sometimos.

Encontrar un alma gemela en este mundo es algo difícil, pero tú lo lograste y yo lo he conseguido.
Ahora te tengo conmigo, viajando en este inmenso mar de sueños perdidos, por eso hoy te escribo, para que nunca me olvides.

Y en la soledad de la triste noche un beso claro y sincero llegue a tus dulces labios, quiero que sepas que poco a poco, cada día, te necesito.
Deseo pronto regreses a este lugar que tu sabes podría ser tu hogar.

Gabrielle Vallejo M.
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Un dulce sueño

En sueños nos conocimos y un buen día en la realidad.
Los años jóvenes nos envolvieron al ritmo de la vida ritual. En ese momento no comprendimos lo que el destino puede significar.

Una simple mirada y una sonrisa traviesa la puerta de entrada a un amor incondicional.
Esperanza, dolor y soledad son armas de dos filos cuando se quiere amar, dulce inconstancia que nos arrastra al infierno y con suerte unas horas al dulce paraíso, un edén en tus labios, en tus ojos y en tus manos.

El amor no espera a nadie y en realidad es lo que él quiere ser; sus esclavos ya somos, felices y tristes bailamos en diferente compás, el dolor y la felicidad se convierten en tonos altos y bajos en el sonido de tus labios.

En esta noche con luna calidad, viento mágico y estrellas fugaces pido un deseo, que tu amor no sea un sueño y que, aunque doloroso, es un amor de verdad, sentimiento de realidad, que confirma que existo, que revive el alma de este guerrero sental, un canto de gloria mi pecho quiere cantar.

¡Vive para amar!
¡Ama para ser feliz!

Gabriele Vallejo M.
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Amor Frágil

El amor dado es único e irrepetible,
inconsciente y sumiso,
con alas grandes que abrazan al dios aire.

El amor es todo lo bueno y todo lo malo
que nuestra alma puede pensar.
El amor es un tesoro
que lleva una maldición que se tatúa en letras de aire
en el alma y en el corazón.

El amor es todo y es nada…
El amor es un hola y un adiós…
El amor es nada…y es el aire que te abraza.
Amor estás en todos lados…

Gabrielle Vallejo M.
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En la soledad

Lo siento mucho, no es nada y lo es todo.

Lo siento mucho,
tengo que cambiar de alma y de cuerpo para aguantar esta triste realidad.
Lo siento mucho,
mi querido sauce,
la primavera paso fría en este pedazo de tierra,
no estés triste, todos sufrimos, todos lloramos.

Tú lo sabes mejor que nadie,
el cariño y el afecto no es lo mismo,
se siente pero duelen y arden en el corazón de diferente manera.

Lo siento mucho, mi querido chaman.
La pasión que te encontraste era un veneno antigua de la cultura maya,
veneno puro,
dulce y concentrado,
una medida letal, dispersa en el aire de esta ciudad.

Mi querido chaman,
ahora estas muriendo y tu único amigo es ese enorme sauce llorón,
que comprende tu pena y el amor de esa hermosa sirena que se te quedo hundida en los huesos, dispersa en la sangre, que sale por los ojos y se impacta en todas tus memorias.

Mi dulce chaman duerme tranquilo esto ya está por terminar.

Gabrielle Vallejo M.
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Presencia

Me hiciste sentir un ángel especial.
Me hiciste pensar que era una criatura celestial.
Pero, en verdad te digo que esto es mentira, gitana morena de ojos grandes y nada más.
No derrames una lágrima más, por esta presencia, ni por la forma de su tacto, su olor o su oscuro canto.
No es penitencia simplemente es un error en la gran vida, no es una pequeña flor en la selva hundida, sólo es una mariposa negra de ojos brillantes que vuela por la vida, sigue al viento y en el dulce amanecer desaparece entre el paraíso y el infierno que es el olvido.

Gabrielle Vallejo M.

Letra Escarlata en Septiembre.

Onírico

Con los ojos recién abiertos que traen consigo recuerdos vagos del sueño y ese sueño del que despierto y ese despertar en el que sueño.

Como soles rotos y lunas pintadas (de naranja), como bailes de moscas y lamparillas brillantes. Como el saco roto y las monedas en el suelo. Como la interminable, compleja espera.

Interminable y estúpido. Sin preludio, luminoso y embaucador, temible. Acosado por el horror del silencio, como tirado en el frío cielo de cemento.

Esta demás mentir. Así concluye, nunca acaba nada o por lo menos nunca nos damos cuenta.


María G. Barrón A.

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Lo que no sé

Sin esos pequeños desenlaces
todo se vuelve desagradable,
eterno, eterno o simplemente inútil.

Es un “no” evidentemente irónico
imposiblemente certero.

Una noche y una desgracia,
una desgraciada.
La disculpa que no basta
la vasta vida.

Después de todo, no queda nada.


María G. Barrón A.