Junio 2011, 3er aniversario

Cuando uno crece comienza a preguntarse qué es lo que está haciendo, si lo que hace está bien o está mal, a dónde nos llevan esas decisiones y sobre todo, si estamos a gusto con ellas.

La motivación llega con los resultados. El Muro cumple este mes de Junio de 2011 su tercer aniversario, y nos sentimos sumamente contentas de poder decir que, cada edición es un espejo de nuestros deseos y de nuestros corazones. Cada hoja es fiel a nosotras mismas.

A lo largo de estos tres años hemos enfrentado retos de verdad importantes, también disfrutamos de nuestros triunfos, pero, lo más delicioso es poder conocer y compartir este espacio con gente tan apasionada como nosotras.

Nuestros lectores y colaboradores alimentan a esta publicación y a sus humildes soñadoras que siempre buscan hacer lo mejor para ustedes.

En esta ocasión, no solamente presentamos nuestra fabulosa portada de “gala”, elaborada artesanalmente por las soñadoras y nuestros diseñadores, también nos permitimos presentar, en esta primer hoja, una verdad muy especial… la verdad de ser escritores y seres humanos… en boca de uno de nuestros colaboradores:

Reflexión Primera:
No sé si mis versos formen un poema, y si realmente mis poemas tengan poesía. Yo le escribo al amor en cualquiera de las formas concebidas por el Hombre. Le escribo a la mujer en su grandeza cósmica, madre de todo ser pensante sobre La Tierra.

Escribo para mitigar la cruda antipatía a la vida, y recuperar la luz del sol en mis ojos. Escribo porque para mí, no hay mejor manera de aprender a llorar de alegría.


- Daniel Cadena B.

Soñadoras, colaboradores, lectores… amigos… Muchas gracias por todo el apoyo, desde el fondo de nuestros corazones.

Bienvenidos a El Muro, con tres añitos!!

Sinceramente:
Ivonne Mancera
Directora Editorial

jueves, 22 de julio de 2010

Los ladrillos en el muro. Por Jesús Brilanti T.

NOSFERATU: PHANTOM DER NACHT

Existe sólo una película, la cual he comprado tres veces por que la he encontrado en distintas versiones y que podría ser capaz de admirar decenas de veces sin cansarme.
Nosferatu: el fantasma de la noche, es la obra del director alemán Werner Herzog nacido en 1942 en Bavaria. De muy joven se mudó a los Estados Unidos para seguir estudiando pero al poco tiempo abandonó la escuela. De ahí se dirigió a México donde vivió un tiempo. Poco después regresó a Alemania donde se apropió de una cámara de 35 mm del Munich Film School. A partir de 1962 rodó cintas como: Herakles; Game in the sand; Lebenzseichen, Fata Morgana y Aguirre: The wrath of god, entre otras.
Es en el año de 1979 cuando Herzog retoma el clásico de Mornau “Nosferatu”, una adaptación de la obra Drácula de Bram Stocker para crear Nosferatu: Fantasma de la noche.
Con las magistrales actuaciones de Klaus Kinski como el monstruo e Isabelle Adjani como la dama aquella de la que el vampiro se enamora. Además se agregan las actuaciones de Bruno Ganz, Jaques Dufilho, Roland Topor, Walter Ladengast, Dan Van Husen y Jan Groth.
Mi acercamiento con este filme fue un tanto curioso pues al contrario de otros, primero conseguí el soundtrack, (labor que no fue nada fácil), ello debido a que la música del filme la interpreta una de mis bandas favoritas de Krautrock: la banda alemana Popol Vuh.
Sabía ya, gracias a reseñas y comentarios, la excelencia de este film; pero no hubo comparación alguna a todo lo leído y relatado cuando lo pude apreciar por primera vez.
De una tétrica forma, la película comienza con impresionantes escenas de las momias de Guanajuato, para después dar cabida a espectaculares escenarios europeos donde se desarrolla la historia.
Jonathan Harper es un abogado quien es remitido a entablar un trato a un remoto y arcaico castillo donde reside un ser de aspecto sombrío y lúgubre quien desea adquirir una casa en Wismar. El Conde, propietario del castillo, es un alma atormentada quien se enamora de la mujer que aparece en una fotografía; dicha fémina es la esposa de Jonathan.
El ente grotesco se traslada hasta Wismar trayendo consigo destrucción, oscuridad y muerte.
El monstruo que se desplaza por las calles durante las noches, como si fuese una sombra apacible que vuela de una acera a otra hasta llegar a la plaza de la ciudad y atravesarla como un mullido fantasma que retoza bajo la luz opaca de la luna. Los callejones plagados de ratas como una peste que anuncia la muerte; un barco que navega silente con sólo cadáveres como tripulantes; un zócalo que se reviste de ataúdes; música que cala hasta los huesos, hacen de esta cinta un manjar para los sentidos y sobre todo, un fabuloso Klaus Kinski quien interpreta en un concepto más “realista” la imagen de un vampiro: un ser grotesco, horripilante y realmente oscuro.
Situación contraria al arquetipo de “vampiro” que nos muestra hoy día el cine hollywoodense.
El final, lamento contarlo y pido una disculpa para aquellos que ya demostraron interés en este filme, pero creo es importante el mencionarlo, pues es simplemente espectacular, es de esas no muchas películas donde en el desenlace gana el “mal”, ávido de orgullo y del placer por el ansia de la venganza.
Nosferatu, el fantasma de la noche, es uno de esos filmes ampliamente recomendados, ya sea por la trama, por los actores, por la fotografía, a cargo de Jorg Shmidt-Reitwein, por la música o simplemente por el placer de paladear cine distinto a lo común.


Por Jesús Brilanti T.

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