Efraín Huerta
“El gran cocodrilo”
“Primero que nada, me complace, enormísimamente, ser un buen poeta de segunda del tercer mundo”
-Efraín Huerta
Una de las características con las que se reconoce a los mexicanos en el mundo entero y dentro de nuestro país, es por la capacidad de burlarnos de las situaciones más desagradables y tristes de la vida, entre ellas: el desamor, el desempleo, la pobreza, la enfermedad y la muerte.
El cocodrilismo fue una de las corrientes literarias nacida en México que tomo esta característica de los mexicanos y catapulto a los escritores más chispeantes y creativos de la literatura latinoamericana.
Efraín Huerta, “El cocodrilo”, fue uno de ellos.
En su acta de nacimiento fue llamado Efrén Huerta Romo; nació en Silao, Guanajuato el día 18 de Junio de 1914. Su padre era un amante de la literatura y se ganaba la vida como juez municipal, su madre era una mujer de carácter fuerte y corazón noble.
Viajo por los diferentes municipios del bajío, como Irapuato, donde aprendió el arte de la tipografía.
Durante una epidemia de tifo, ya viviendo en Guanajuato capital, sufrió la terrible perdida de su hermana Carmen a quien, el día de su funeral, cubrieron el ataúd con margaritas… esa imagen siempre acompaño al cocodrilo durante su vida.
Su estadía en la mágica ciudad de Guanajuato estuvo rodeada de la miseria que alcanzo a su familia, con poco dinero comían solamente frijoles y tortillas.
La ciudad de León fue la siguiente parada, ahí Efraín comenzó a vender periódicos para comprarse zapatos de futbol, en lugar de ayudar a sus padres con los gastos.
Para el año de 1924, Huerta parecía muy alejado de lo que después lo daría a conocer en el mundo entero. Viviendo en Querétaro se distraía dibujando y jugando fútbol, también participaba de “gritón” en los juegos de lotería.
Fue hasta 1928 cuando, en la ciudad de Irapuato, Guanajuato, fundó el semanario “La Lucha”. Esta publicación represento el lugar donde El Cocodrilo presentaría sus primeros escritos, elaboraba comentarios sarcásticos contra el presidente municipal, sus amigos y su padre.
Desde ese momento, se pudo apreciar el humor negro y la picardía que añadiría después a su trabajo literario, siempre causando alboroto e incomodidad a quienes leían sus letras.
Al llegar al D.F en el año de 1930, comenzó a cursar el bachillerato de Filosofía y Letras. En la mayoría de sus ratos libres, se dedicaba a conocer los lugares más “oscuros” y con mala reputación de la ciudad de México, absorbiendo siempre la perdición, la soledad y el desamparo de los personajes que encontraba en todos esos lugares para lograr transformarlos en sonrisas, en burlas y risas dentro de sus trabajos literarios.
Efraín Huerta pasaba mucho tiempo, a parte de en los cabarets y los lugares de mala muerte, en la biblioteca Iberoamericana, leyendo y tratando de aprender lo más que podía, sobre todo porque sus recursos económicos eran limitados.
En el año de 1933 se inscribió en la facultad de Leyes y tomaba clases en Filosofía y Letras. Nunca terminó ninguna carrera.
Comenzó a empaparse de ideas políticas enfocadas al marxismo, encontró muchos compañeros interesados en esta misma ideología, como: José Alvarado, Rodolfo Dorantes y José Revueltas, entre otros.
Es hasta 1935 que, El Cocodrilo, publica su primer bebé: “Absoluto amor”. Las críticas aplaudieron su trabajo y lo catalogaron como un escritor innovador. Fue a partir de este momento que en el mundo literario se le conoció como: Efraín Huerta, “El Cocodrilo”.
Colaboró en periódicos como: “El Popular”, “Esto” y “Editorial Nuevo Mundo”. Para este tiempo era amigo del grandioso Octavio Paz.
En 1941 se casó con Mireya Bravo.
Los viajes a Europa llegaron con rapidez, dedicaba bastante tiempo a su vida social y a pasar el rato divirtiéndose, por lo que recibía regaños de Octavio Paz, diciéndole que siempre debía dejar tiempo para escribir y leer.
El nacimiento de su apodo es uno de los grandes misterios en la vida de Huerta, se dice que acudió a la inauguración de una primaria en San Felipe Torres Mochas, en Guanajuato, y que se encontraba Margarita Paz Paredes y varios amigos contando cuentos de cocodrilos, Efraín finalizo: “Es que todos llevamos un cocodrilo dentro”.
El cocodrilismo se definió como una “escuela lírica y social que en mucho se opone al existencialismo, extraordinaria escuela de optimismo y alegría”.
Otra de las definiciones, menos optimista y alegre acerca del nacimiento del cocodrilismo y de la misma corriente, nos habla del sufrimiento del ser humano como ente social e individual, y juega con la metáfora de disfrazarse con la piel dura y casi impenetrable del cocodrilo para mofarse de la tragedia y la desgracia de uno mismo, para poder seguir sobreviviendo.
Su siguiente publicación fue “Poemas 1935-1968”. Recibió homenajes y una grabación por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de un disco de su colección: “Voz viva de México”.
Viajo a Cuba y Panamá, donde ofreció cursos de poesía mexicana. El ajetreo lo llevo el 24 de Mayo de 1973 a ser internado en el Hospital de Oncología, donde se le practico una laringotomía (extirpación de la laringe) debido a un tumor en la garganta, por lo que perdió su voz.
En la década de los 60´s publico sus “Poemas prohibidos y de amor”, “Los eróticos y otros poemas”, “50 poemínimos” y “Circuito interior”.
José López Portillo le entregó el Premio Nacional de Periodismo en Divulgación Cultural y, en Guanajuato, se creo el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta, como un homenaje.
El padre Cocodrilo murió el 3 de febrero de 1982. La causa: un infarto.
Efraín Huerta, padre del cocodrilismo, amante de la vida, defensor de causas sociales, poeta del “nalgatorio” y crítico sarcástico de la sociedad y sus desgracias, fue uno de los escritores latinoamericanos que no se molesto en medir sus palabras, en establecer definiciones o en adaptarse a los moldes literarios.
Efraín Huerta fue el gran cocodrilo.
“Salido el poema no se admite reclamación”
Ivonne B. Mancera