“Soy tu escuincla”
Y un día, mientras andaba tambaleándome, encontré tu esqueleto enfundado en tu chaleco azul y tu cabello oscuro, poco alborotado.
Caminé de puntitas alrededor de tus párpados, perseguí tus manos por un largo rato y, al final, decidí devorarme tus labios… mientras un niño aventaba flores muertas sobre nuestros cráneos.
Termine decorando tu armamento, llenándote de cartas y alimentándome de tus besos; alborotando tu cabello y, tú… me hiciste cambiar de sueños y mirarte como parte de mis deseos, como la verdadera piel que cubre mis huesos.
Y hoy te confieso con el corazón abierto, que quiero tus colmillos tatuados en mi hombro, tu cabello sin gel durmiendo en mi almohada, uno de tus fragmentos viviendo en mi vientre y vivir a tu lado, para siempre.
- Ivonne B. Mancera
Y un día, mientras andaba tambaleándome, encontré tu esqueleto enfundado en tu chaleco azul y tu cabello oscuro, poco alborotado.
Caminé de puntitas alrededor de tus párpados, perseguí tus manos por un largo rato y, al final, decidí devorarme tus labios… mientras un niño aventaba flores muertas sobre nuestros cráneos.
Termine decorando tu armamento, llenándote de cartas y alimentándome de tus besos; alborotando tu cabello y, tú… me hiciste cambiar de sueños y mirarte como parte de mis deseos, como la verdadera piel que cubre mis huesos.
Y hoy te confieso con el corazón abierto, que quiero tus colmillos tatuados en mi hombro, tu cabello sin gel durmiendo en mi almohada, uno de tus fragmentos viviendo en mi vientre y vivir a tu lado, para siempre.
- Ivonne B. Mancera
*Para mi niño del baño, un placer que me hayas encontrado. Te amo!!
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“Los días sin ti”
Una flor seca, el cabello trenzado y la ropa de ayer; un café negro con poquita azúcar, la mañana nublada… y de repente, no estás.. ¡Que horrible estar sin ti!.
Y la brisa sanadora se desparrama en mi cuerpo, exigiéndome un poco de tu presencia, de tu voz coloreando mi sonrisa y tus manos desnudando mi presencia.
No hay sol y traigo lentes de todas formas… ¡que sangrona debo verme!... me siento contenta, como después de besarte y robarte una sonrisa. Contenta. Como flotando entre “margaritas”.
Mis manos buscan tus dedos, para irte tocando, para reconocerte entre el frío semicalido de Irapuato, para poder saborear tu piel color cobre y mordisquear tus ojos castaños.
Un café negro que me sabe a sonrisas; una flor seca para acordarme de lo sabrosas que son tus costillas, la ropa de ayer para recordarme tu aroma y romper la nostalgia. Para no pensar que estoy sin ti, que estaré sin ti… todo el día.
“Los días sin ti”
Una flor seca, el cabello trenzado y la ropa de ayer; un café negro con poquita azúcar, la mañana nublada… y de repente, no estás.. ¡Que horrible estar sin ti!.
Y la brisa sanadora se desparrama en mi cuerpo, exigiéndome un poco de tu presencia, de tu voz coloreando mi sonrisa y tus manos desnudando mi presencia.
No hay sol y traigo lentes de todas formas… ¡que sangrona debo verme!... me siento contenta, como después de besarte y robarte una sonrisa. Contenta. Como flotando entre “margaritas”.
Mis manos buscan tus dedos, para irte tocando, para reconocerte entre el frío semicalido de Irapuato, para poder saborear tu piel color cobre y mordisquear tus ojos castaños.
Un café negro que me sabe a sonrisas; una flor seca para acordarme de lo sabrosas que son tus costillas, la ropa de ayer para recordarme tu aroma y romper la nostalgia. Para no pensar que estoy sin ti, que estaré sin ti… todo el día.
- Ivonne B. Mancera
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“Mi niñita”
Llegue corriendo, llegue de prisa; el elevador no arrancaba. Me dolió tanto verte toda llorosa y apachurrada.
Te sentí tan chiquita mi niña, cuando te apreté entre mis brazos y soltaste el llanto ahogado, ese dolor atrapado en tu corazoncito que te estaba asfixiando.
¡Que más hubiera querido yo que llevarte a un lugar feliz, a un lugar donde sólo hubiera realidades alegres y un montón de cosas sabrosas para comer!.
Mi princesita soñadora, ¡que dolor el mío! Al ver tus ojos hinchados, al escuchar tu sollozo y no poder hacer algo para borrarlo, para hacerte sentir mejor… ¡que dolor el mío! No poder ver tu sonrisa y escucharte contarme historias bonitas. ¡Que vacío se ve el mundo cuando estás triste! ¡que vacío se ve el brillo de la luna cuando estás temblando!
Te sentí tan chiquita… te quise arropar y que todo se pusiera mejor.
Te sentí tan chiquita mi niña, cuando te apreté entre mis brazos y soltaste el llanto ahogado, ese dolor atrapado en tu corazoncito que te estaba asfixiando.
¡Que más hubiera querido yo que llevarte a un lugar feliz, a un lugar donde sólo hubiera realidades alegres y un montón de cosas sabrosas para comer!.
Mi princesita soñadora, ¡que dolor el mío! Al ver tus ojos hinchados, al escuchar tu sollozo y no poder hacer algo para borrarlo, para hacerte sentir mejor… ¡que dolor el mío! No poder ver tu sonrisa y escucharte contarme historias bonitas. ¡Que vacío se ve el mundo cuando estás triste! ¡que vacío se ve el brillo de la luna cuando estás temblando!
Te sentí tan chiquita… te quise arropar y que todo se pusiera mejor.
- Ivonne B. Mancera
Para mi princesita lunar,
una mujer maravillosa e inquebrantable.
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