Pudiendo huir del precipicio,
varadas como el barco en la mar;
las decisiones estancadas,
como el sol en el verano.
Envalentadas las furias
son el testigo de mis dudas,
la verdad es lo que menos importa;
saber si yo sé que es sabido
que volver no es una opción,
está prohibido.
María G. Barrón A.
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Misantropía
La rabia,
el alma invadida;
las sombras mi vida
el resto mentira.
La piedad falsa.
El odio sincero.
Tan claro como eso:
de ti tengo miedo;
más el odio,
el rencor,
como espada y escudo,
me acompañan
a librar las batallas,
las infamias.
El olvido único compañero,
mi escudero,
fácil de encontrar,
difícil de perderlo.
La sabiduría,
la peor de las armas;
el desquicio
por la ceguera
y la desconfianza
que descompone,
a mi pobre alma.
María G. Barrón A.
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