Una señal de sinceridad
Te recuerdo solo y austero, sin más necesidad que la de existir, sin más pretensión que ser.
¿Cómo es que hemos llegado hasta aquí si al parecer estábamos muertos?, ¿Qué realidad escogimos vivir?...
Soy uno y los demás son nadie… soy nada y todo lo demás también… sintiéndome no más patético que el sol cubierto por las nubes, no más simple que la mañana revestida de gris…no más sincero que la verdad; algo más certero que la mentira, algo más organizado que el universo, algo más complicado que yo; constante cuando me voy, constante cuando no estoy, constante cuando te hago daño.
Y la tarde muere: no hay un cielo más rojo que me vea cayendo en un torrente de espirales y agujeros negros...hasta que al final nos damos cuenta que amamos poco o demasiado pero, cuando ya todo ha terminado, justo entonces, entonces empezamos… cuando ya no hay tiempo, cuando somos cadáveres yertos… acostumbrados a la rutina… exhaustos.
Aquí estoy en un lugar de carente prudencia…vigilo las horas tras las penas, las cadenas de amargas tristezas, los dulces recuerdos de vidas incompletas, con los ojos más que rotos y la cabeza hueca…cada noche un adormecedor efecto que obstruye mi mente. Mi sangre se congela.
Una sola luz iluminando, llena el vacío… otro placebo para sobrevivir… mientras me arrastro al sueño.
María G. Barrón A.
**********************************
El tiempo
Lo cierto es que la verdad,
que pretenden mostrar tus ojos
es ficción,
y su angustia contamina
mi visión de lo extraordinario.
Encuentro mi paciencia
muerta en el suelo,
miro el reloj y digo:
son las once treinta, anochece,
otra vez;
Confieso que miento al tiempo
siempre que puedo.
¿Y tratas tú de convencerme
que he crecido
y que ya no puedo soñar?
Sigo aquí,
tal vez en mi soledad
pero aun de pie frente al amor
de mi vida.
Al lado de mi más grande miedo
y debajo del cielo.
Aunque son muchos sonidos distantes: los recuerdos.
Ya no se qué parte de ello fue real,
no es que me interese por cierto;
es como si escupiera verdades,
como si me llamaras por mi nombre,
afirmando que mañana y siempre
serás el mismo.
Lo digo sin creerlo
pues ayer fui tonta y un tanto ciega.
Hoy soy de nuevo lo que elegí ser,
parece que no hay nadie ahí
pero la casa está llena de promesas,
de cansadas y aburridas promesas,
Que nunca cumplí,
que nunca cumpliré.
Por eso digo sin ningún esfuerzo
que lo que quieras sentir distinto,
es mentira si no sabemos nada,
y afirmaste saberlo todo.
Caímos de la balsa vacía,
nunca intentaste nada,
naufragamos todos
El tiempo
Lo cierto es que la verdad,
que pretenden mostrar tus ojos
es ficción,
y su angustia contamina
mi visión de lo extraordinario.
Encuentro mi paciencia
muerta en el suelo,
miro el reloj y digo:
son las once treinta, anochece,
otra vez;
Confieso que miento al tiempo
siempre que puedo.
¿Y tratas tú de convencerme
que he crecido
y que ya no puedo soñar?
Sigo aquí,
tal vez en mi soledad
pero aun de pie frente al amor
de mi vida.
Al lado de mi más grande miedo
y debajo del cielo.
Aunque son muchos sonidos distantes: los recuerdos.
Ya no se qué parte de ello fue real,
no es que me interese por cierto;
es como si escupiera verdades,
como si me llamaras por mi nombre,
afirmando que mañana y siempre
serás el mismo.
Lo digo sin creerlo
pues ayer fui tonta y un tanto ciega.
Hoy soy de nuevo lo que elegí ser,
parece que no hay nadie ahí
pero la casa está llena de promesas,
de cansadas y aburridas promesas,
Que nunca cumplí,
que nunca cumpliré.
Por eso digo sin ningún esfuerzo
que lo que quieras sentir distinto,
es mentira si no sabemos nada,
y afirmaste saberlo todo.
Caímos de la balsa vacía,
nunca intentaste nada,
naufragamos todos
María G. Barrón A.
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Todavía
Todavía pienso en el día
que te dejé sin decir nada,
sólo me marché.
Pero aún te extraño,
sueño errante y decadente.
No volveré a escapar
por más que desee que estés aquí.
No volveré a recordarte
antes de irme a dormir
Todavía no sé
si estoy completamente sola
o si mi plan austero como mis ideas
se mantiene delirante,
aún conciente de las consecuencias.
Me quise ir al infierno
pero el miedo me trajo de regreso.
Castigando a mí conciencia
prometí encontrarte
Todavía intento rescatarte,
aunque parezca tarde.
Sólo una noche más
voy a dar un paseo por la realidad,
esperando no perderme
y más tarde estar contigo.
María G. Barrón A.
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