“Si…”
Desconocido:
Te hablo a ti porque da igual a quien le escribo.
Me encuentro solo en mi hogar, no puedo decir en qué momento me he convertido en esto, en qué momento me volví algo tan frívolo.
Tengo miedo de salir y de pensar qué le pasa por la cabeza a las personas cuando me ven deambular. Tengo miedo de que se acerquen a entablar una charla conmigo, porque significaría hacer un nuevo cajón en mi vida para otra persona, y la verdad es que alejo a quienes intiman conmigo.
Pienso que ahora no me gusta que sepan de mí, quiero decir que prefiero guardar mis ideas para que no me conozcan.
Me encuentro en una situación peor: antes curaba heridas, ahora me regocijo de crearlas en los demás. Me gusta provocar dolor ajeno… y ni siquiera eso me vuelve en un hombre feliz.
Lo único que me mantiene cuerdo en este instante, es estar en el mismo lugar; no soportaría encontrarme en otro sitio. Me alimento de ilusiones vacías en el que personas de gran jerarquía comprenden mejor lo que me ocurre que cualquier otra persona cercana a mí.
Me interesan más las cosas materiales, porque encontré más facilidad en ellas que en los sueños. Quien alguna vez haya dicho que las personas con dinero no tienen amor… que error el suyo. Para comprenderlo tendría que saber lo complicado de tenerlo y que mis problemas no son en absoluto por amor…
Es sobre el miedo eterno de vivir, de ser diferente. El miedo de lograr algo perdurable. El miedo de encontrar la dicha completa y que me sea efímera.
Mi miedo, persona desconocida, es que el mundo sepa en qué me he transformado.
Gia Lovetts
Llegué en diciembre y el mismo mes me retiro. A las personas maravillosas que conocí por “Cuchicheo”, gracias por enseñarme parte de lo que son. Lectores: les envío agradecimientos, millones de besos y estrellas de buenos deseos.
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