Junio 2011, 3er aniversario

Cuando uno crece comienza a preguntarse qué es lo que está haciendo, si lo que hace está bien o está mal, a dónde nos llevan esas decisiones y sobre todo, si estamos a gusto con ellas.

La motivación llega con los resultados. El Muro cumple este mes de Junio de 2011 su tercer aniversario, y nos sentimos sumamente contentas de poder decir que, cada edición es un espejo de nuestros deseos y de nuestros corazones. Cada hoja es fiel a nosotras mismas.

A lo largo de estos tres años hemos enfrentado retos de verdad importantes, también disfrutamos de nuestros triunfos, pero, lo más delicioso es poder conocer y compartir este espacio con gente tan apasionada como nosotras.

Nuestros lectores y colaboradores alimentan a esta publicación y a sus humildes soñadoras que siempre buscan hacer lo mejor para ustedes.

En esta ocasión, no solamente presentamos nuestra fabulosa portada de “gala”, elaborada artesanalmente por las soñadoras y nuestros diseñadores, también nos permitimos presentar, en esta primer hoja, una verdad muy especial… la verdad de ser escritores y seres humanos… en boca de uno de nuestros colaboradores:

Reflexión Primera:
No sé si mis versos formen un poema, y si realmente mis poemas tengan poesía. Yo le escribo al amor en cualquiera de las formas concebidas por el Hombre. Le escribo a la mujer en su grandeza cósmica, madre de todo ser pensante sobre La Tierra.

Escribo para mitigar la cruda antipatía a la vida, y recuperar la luz del sol en mis ojos. Escribo porque para mí, no hay mejor manera de aprender a llorar de alegría.


- Daniel Cadena B.

Soñadoras, colaboradores, lectores… amigos… Muchas gracias por todo el apoyo, desde el fondo de nuestros corazones.

Bienvenidos a El Muro, con tres añitos!!

Sinceramente:
Ivonne Mancera
Directora Editorial

lunes, 24 de enero de 2011

Julio Cortázar, en Los ladrillos en el muro


LA VIDA EN MEDIO DEL PUENTE

A Julio Cortázar.

Acercarnos a la grandeza de un escritor certero, certero en el trato de las más simples situaciones; encontramos en el detalle minimalista, la asombrosa esencia de lo inimaginable.

Simples situaciones, como el tosido de una mujer, en un concierto de Menuhin y Furtwangler, escuchado por miles, alterando la misticidad de la música. Ese detalle provoca un sin límite de posibilidades ajenas a la propia realidad, una tos en el misterio universal de la vida.

Julio Cortázar transforma esas situaciones simplonas en relatos llenos de humor, sin nacionalidad definida, en diálogos cultos sobre Jazz y sobre esas mentes que agitan los sentidos al conocer sus obras.

Cortázar, emblemático, por la forma de resolver situaciones patéticas, emprende un camino obstruido por las mentes obstaculizadas por hechos que disimulan grandilocuencia, deseosas de ese dulce humor novelístico.

Por lo contrario, Cortázar nos conduce por la novela - rompecabezas, deprimente, angustiosa, llena de matices oscuros, pero que al final (o al inicio) asoma una pequeña, muy pequeña e insignificante luz, sin esperanza aparente, pero, al fin y al cabo, luz.

En su novela “Rayuela” encontramos esa poca esperanza en la vida y, lo único que queda, es jugar por un poco de ella, ese juego que se compite con el Yo mismo, y con sólo una oportunidad de llegar a ese anhelado diez, el cielo; pero de igual forma, con la posibilidad de caer fuera del recuadro y perderse en el limbo de la simplicidad. De esta forma, Cortázar, maneja sencillamente la vida en el juego de rayuela.

En sus escritos, Cortázar, nos envuelve con su pasión analítica, desenfadada y con gran humor adentra al lector en esa atmósfera seudo intelectual de sus personajes, ávidos de humo y de música, de amor y de sexo, de gran desprecio a la muerte.

Leyendo a Julio Cortázar observaras que la sencilla vida esta ataviada en su vestido de gala, coronada de laureles, sonriendo, irónica, por esas situaciones vividas cada día.

Daniel Cadena B.

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