Junio 2011, 3er aniversario

Cuando uno crece comienza a preguntarse qué es lo que está haciendo, si lo que hace está bien o está mal, a dónde nos llevan esas decisiones y sobre todo, si estamos a gusto con ellas.

La motivación llega con los resultados. El Muro cumple este mes de Junio de 2011 su tercer aniversario, y nos sentimos sumamente contentas de poder decir que, cada edición es un espejo de nuestros deseos y de nuestros corazones. Cada hoja es fiel a nosotras mismas.

A lo largo de estos tres años hemos enfrentado retos de verdad importantes, también disfrutamos de nuestros triunfos, pero, lo más delicioso es poder conocer y compartir este espacio con gente tan apasionada como nosotras.

Nuestros lectores y colaboradores alimentan a esta publicación y a sus humildes soñadoras que siempre buscan hacer lo mejor para ustedes.

En esta ocasión, no solamente presentamos nuestra fabulosa portada de “gala”, elaborada artesanalmente por las soñadoras y nuestros diseñadores, también nos permitimos presentar, en esta primer hoja, una verdad muy especial… la verdad de ser escritores y seres humanos… en boca de uno de nuestros colaboradores:

Reflexión Primera:
No sé si mis versos formen un poema, y si realmente mis poemas tengan poesía. Yo le escribo al amor en cualquiera de las formas concebidas por el Hombre. Le escribo a la mujer en su grandeza cósmica, madre de todo ser pensante sobre La Tierra.

Escribo para mitigar la cruda antipatía a la vida, y recuperar la luz del sol en mis ojos. Escribo porque para mí, no hay mejor manera de aprender a llorar de alegría.


- Daniel Cadena B.

Soñadoras, colaboradores, lectores… amigos… Muchas gracias por todo el apoyo, desde el fondo de nuestros corazones.

Bienvenidos a El Muro, con tres añitos!!

Sinceramente:
Ivonne Mancera
Directora Editorial

miércoles, 21 de abril de 2010

Viaje Musical. Por Gabrielle Vallejo M.

“¿Quién es Mika?”


En el firmamento del cielo estrellado aparecido un cometa extraño, danzarín y alocado al que le llaman: ¡Mika!, pero su nombre real es Michael Holbrook Penniman Jr.

Mika nació el 18 de agosto de 1983 en Beirut capital del Líbano pero, al paso de los años, su familia tuvo que abandonar el país a causa de la guerra, por lo que la familia paso por varios lugares, hasta llegar a Inglaterra, donde se establecieron.

A la edad de 9 años descubrieron que Mika sufría de dislexia, y sus padres buscaron algo con que motivarlo y apoyarlo, así que le contrataron a una maestra de canto, resultando algo muy favorable para Mika, ya que a los 15 años ya era contratenor.

Mika decidió estudiar en el
Royal College of Music. Así que pasaron los años y Mika se convirtió primero en cantante de opera, realizó algunos trabajos musicales publicitarios. Sin encontrar su camino, siguió buscando.

Al inicio su música fue rechazada por muchas compañías discográficas pero, gracias al Internet, mucha gente comenzó a conocer su música. Por tal razón, firmo con el sello de
Island Records UK (Universal) en el 2007; su primer álbum debut fue Life In Cartoon Motion, con el que tuvo un éxito arrasador.

De esta forma Mika se ha trasformado en uno de los artistas más prometedores del momento. A pesar de que ha pasado malos momentos con las críticas mundiales, se ha levantado y superado las malas vibras, cada vez se hace más exitoso.
El Muro


Una cosa muy interesante del cantante y compositor es que habla inglés, francés y español. Además de ser una persona muy sencilla que promueve un buen mensaje hacia la juventud, donde habla de que todos podemos ser lo que deseamos.

Y es así que, con un gran talento para cantar, componer e interpretar, Mika nos convierte en seguidores a los que les transmite ritmo y felicidad, pero también conciencia del mundo actual.


Gabrielle Vallejo M.

Sala Oscura. Por Gabrielle Vallejo M.

¡Nueva York en escena!


¿Alguna vez has deseado dirigir tu vida tan intensamente que todo se mueva con tus reglas, crear un mundo en donde todos hacen lo que tú quieres y todos sólo son personajes secundarios al lado tuyo? Pues de eso trata esta película.

Qué es más doloroso, ¿nuestras invenciones o enfrentar la vida real?. Ese el eje central de esta obra pero, en el transcurso de la trama, uno puede ser un espectador de lo bueno y de lo malo que esta elección puede traer a la vida del personaje. Para esto nada mejor que aplicar el principio: “análisis de un todo, por sus partes”.

Por que la existencia es absurda y a la vez milagrosa, ¿Quiénes somos?, ¿Por qué existimos?, ¿Qué plan buscamos alcanzar con nuestra vida?. Todas estas preguntas se nos presentan, al ir analizando el comportamiento del personaje de la película.
Un hombre que es director de obras de teatro, con éxito; la causa de que le entreguen una cuantiosa beca para que realice la obra magna de su vida, una tarea que lo perturba y excita de tal forma que olvida que la vida real no sólo está llena de nuestro realidad, si no de la realidad de los demás.

El personaje está casado con una pintora, tienen una pequeña niña y viven en una casa pequeña con todas las comodidades para su estilo de vida; hasta que un día sucede un accidente dentro de la casa y el personaje tiene que ir al doctor, a partir de este momento sus vidas se transforman y, lo que parecía algo estable, se desmorona y se trasforma en recuerdos lejanos.

Así es como Caden, el personaje principal, decide construir una obra de teatro con un escenario gigante, donde todo se desarrolle en representación a los acontecimientos de la vida real y, como eje, todo debe partir de su existencia, porque él debe ser el personaje principal de la obra, hecho que hace vagar entre la realidad y la fantasía.

Esta película del director y guionista
Charlie Kaufman, nos presenta una obra que puede ser sorprendente, fascinante y brillante pero, de la misma manera, si no se tiene paciencia puede trasformarse en una película aburrida, confusa y poco practica. Una producción como ésta necesita de dos partes, tanto la emoción que quiere transmitir, como la aceptación que el espectador tenga de ella.

Es una película muy difícil de ver, es recomendable verla dos veces para tener un panorama más completo. Al final del día, somos lo que queremos ser, sentimos lo que deseamos y entendemos óolo lo que queremos entender.

Estreno en agosto del 2008.
Producción americana.
Actores principales: Philip Seymour Hoffman y Catherine Keener.
Duración: aproximadamente dos horas.




Gabrielle Vallejo M.

El Lunático. Por Ivonne B. Mancera


“El muñequito deshilado”
(De la serie de cuentos cortos)


En una ventana cercana a un árbol inmenso de jacarandas, un muñequito de trapo azulado se sentaba a contemplar las mañanas lluviosas del loco marzo, mientras las gotas se estrellaban contra el asfalto.

La cabeza le dolía a ratos y el aroma de las galletas de chocolate, de la casa de al lado, le acariciaba el olfato.

Un día nublado se sentó al lado de la ventana para escuchar el ronroneo de un gato pegajoso que siempre se paseaba por el gran árbol. Le clavaba sus garritas al tronco y su chillido odioso causaba gran alboroto.

El muñequito azulado se enojaba harto cada vez que lo veía pasear todo presumido y creído, ese día decidió aventarle su huarachito.
Su fuerza hizo volar la chanclilla a toda velocidad y estamparse en el ojo pelón del minino grisáceo.
El dolorcillo enfureció al bigotón y, ubicando al del huarachazo, se le lanzo.

La ventanita nunca se cerraba por las tardes ni por las mañanas, así que las zarpas del fulano gris se le clavaron al muñequito azulado.

El gatito jijo de la tiznada agarro de un zarpazo al pobre muñequito. El azulado lloraba de dolor y espanto, mientras las garras del otro pelado le abrían la panza.

Un dolor agudo le invadió el cuerpo y, después de un rato ahí tirado, despertó atolondrado y con el cuerpo separado.
Sus patitas se movían solitas y la cabeza le dolía harto, más fuerte que las tardes de ocio en el mes de marzo.

Busco una agujita pero la vista se le nublo y no pudo encontrar sus pedazos.
El gato volvió de sorpresa y se llevo sus patrullas, nada más por malvado. Se reía y reía… ya ni se acordaba del huarachazo.

El muñequito se arrastro a ver el árbol, con sus ojillos dibujados en la cara rasguñada y los brazos medio colgados por los zarpazos del infeliz gato.
Llorando descubrió que se quedaría para siempre deshilado y con miedo a los horribles gatos.




- Ivonne B. Mancera

Letra Escarlata. Por María G. Barrón A.

“Fascinaciones”

Se supone que debería ser sencillo tomar unos tragos de alcohol y caer perdido, levantarme por la mañana sin consistencia y con pastosa voz; con dolor de cabeza y repugnancia hacia la luz. Parece complicarse a cada minuto que el estúpido reloj recorre las manecillas marcando el tiempo inexistente. Y la distancia entre mi mente y mis ideas se aproxima cada vez más.

Algunos dicen que me conocen, otros no dicen nada, la mayoría me ignora como yo a ellos. Y sigo tratando de buscar una salida a este hermoso día. Estoy hasta el tope de estupideces, de mentiras, de “las cosas que deberían ser”. Pero aun hay más; las drogas, el bar, los cigarritos; yo supongo que debo dejar los narcóticos. Estoy cansado y me da miedo el demasiado aburrimiento y creer que todos mienten para imaginar que viven en un mundo decorativo. Tengo tanto sueño pero no puedo dormir.


Ayer fui a una exposición de arte muy extraña titulada “Suicidios”, habían muchos cuadros de un joven pintor que decían era la sensación de estos tiempos en cuanto a arte moderno se refiere. Me quede un rato pero sólo observe cuatro cuadros.

El primero de ellos titulado “miedo a las alturas” era de un hombre grotesco con una soga atada al cuello en lo alto de un árbol; el segundo fue un poco más ameno, se llamaba: “No me dejes solo” y en el había un hombre delgado tirado en la tina de baño con los brazos extendidos y sangre en el suelo; comenzaba a aburrirme pues la siguiente pintura era acerca de una mujer acostada en un sofá con un frasco vacío de anfetaminas en la mesa de una sala; fue entonces cuando vi el cuadro que se encontraba en el centro de la sala, era algo encantador: un niño con gruesas gafas y camisa de cuadros, pantalón azul y cabello corto; el niño estaba leyendo un libro en una pequeña mesa al lado de una ventana en la que se podía distinguir un paisaje muy hermoso: árboles y un lago, esa pintura me dejo sorprendido.
Aun así después de ver este cuadro que, por cierto, tenía el titulo de “Lector”, decidí salir pues los demás me parecían poco atractivos. No pude dejar de pensar en ese cuadro. Sigo pensando en ese niño, aun me pregunto qué libro sería el que estaba leyendo.

Hoy intento olvidar lo que no me hace falta, pero cuanto más lo intento más creo que me importa. Desaparecer sería lo mismo que mirar diecinueve años atrás y vivir en un lugar inexistente que yo llamo mundo vacío. Un lugar en el que se encuentra todo lo que no existe.

Insisto en que debería dejar los narcóticos y dejar de pensar en sí soy alguien. Quizá debo comenzar a pensar en que pierdo el tiempo con tantas ideas. Ver hacía el cielo azul y empezar de nuevo, dejar de creer que la luz me hará daño y disfrutar de este hermoso día, pero eso parece no serme suficiente aunque tengo otra oportunidad para ser alguien y mantengo presente la esperanza de encontrar las puertas de la percepción en donde se encuentre tal vez lo que busco.


María G. Barrón A.

La utopía del silencio. Por Gabrielle Vallejo M.

¡En un lugar lejano soñé una vez!

En un lugar lejano
me senté a pensar.
Pensé en el pasado,
en el presente y
quise soñar con el futuro.

Demande al cielo respuestas, y me quede dormida, soñando con un mundo mágico, donde tenía alas de mariposa y ojos de hada.
En mi sueño la tierra era maravillosa, nadie parecía sufrir, los frutos colgaban de los árboles, y el agua era pura y muy dulce.
En ese lugar lejano no reinaban dinastías, y la única tradición que valía era la del amor.

Una mujer se me acerco al llegar a un carismático templo de estilo asiático, y me pregunto qué me hacia falta.
La mujer era muy bella, de cabellos azules y ojos color cielo claro, su piel era dorada y vestía una tunica blanca.

Su pregunta me sorprendió tanto, que me quede unos minutos mirándola y pensando.
Por fin reaccione, le confesé que no entendía a qué se refería, ella me miro y calidamente me sonrío.

Me tomo de la mano y me condujo al interior de un santuario. Cuando cruce la puerta una sensación caliente inundo mi corazón.

Caminamos por un hermoso jardín japonés y cruzamos un pequeño puente color verde oscuro, al otro lado había un hermoso árbol de cerezo que se encontraba en flor, con el viento sus ramas se movían y dejaban caer sus pequeñas flores rosas, como algodones.

Del otro lado del enorme árbol se encontraba un diminuto anciano, sentado en el pasto, a la sombra del árbol y con los ojos cerrados.

Sin abrirlos dijo mi nombre y sonrío, yo me sorprendí mucho, y sentí unas inmensas ganas de llorar, como si hubiera estado esperando toda mi vida regresar a ese lugar, sentir esa paz y estar cerca de esas personas que la irradiaban.

El hombre, de unos 90 años de edad, me pidió que me sentara junto a él, y que cerrara los ojos para poder hablar.

Al sentarme pude ver el enorme jardín que no parecía tener final, sin embargo, al cerrar los ojos descubrí que podía ver un jardín con mucha gente feliz.

El anciano me platico que aquel era un lugar lejano y muy especial, un mundo al que sólo puede acceder gente capaz de soñar, capaz de ser feliz.

Me explico que del lugar que venia yo, la gente cada día deja de soñar, y se aleja de su propia felicidad; me contó secretos de toda la historia de la vida y me sugirió no olvidar jamás que lo único importante de cuando se está en la tierra es hacer todo con alegría y felicidad. Si lo logras un día todas esas personas podrán vivir permanentemente en aquel hermoso lugar.

Al final de la charla el hombre sacó debajo de su manto color dorado un pequeño catalejo dorado, me pidió que cada vez que sintiera que había un final, lo apuntara a donde yo quisiera y encontraría algo hermoso y algo en lo que pudiera ayudar.
Así mi corazón podría regresar a aquel maravilloso lugar.

Desperté de lo que creía era un sueño, sin embargo, en mi mano derecha encontré el catalejo dorado, y desde entonces vivo mi vida con intensa felicidad, cuando encuentro a alguien que necesita algo que aún no sabe o no quiere reconocer, le cuento mi historia y le enseño mi catalejo, lo dejo mirar a través de el, para que comprenda de aquel lugar lejano, y se dé cuenta que puede soñar con un mundo mejor y que la felicidad es el mejor amigo del corazón.

Gabrielle Vallejo M.

Leyendo por ahí. Por Gabrielle Vallejo M.

¡Los Recuerdos de Leyendo por ahí
con R.L Stine!


En días pasados había pensando en que sería bueno revisar mis libros para ver si retomaba en vacaciones alguna lectura que deje tiempo atrás olvidada. Y encontré algunos muy buenos libros, me tope con unos muy queridos para mí, tan queridos que los he guardado con cuidadoso celo y en un lugar preferencial. No hablo de novelas mundialmente premiadas o de títulos increíblemente reconocidos, se trata de mis novelas favoritas del escritor para niños y adolescentes R.L Stine.

El escritor Robert Lawrence Stine es un escritor de novelas de terror, que posee un encanto mágico y absorbente. Cuando lees sus libros te trasportan a otro lugar, como si estuvieras presenciando los acontecimientos en tiempo real.
Creo que una de las cosas más interesante de su colección de libros de terror “Escalofríos”, es que está tan bien narrado todo que es imposible no sentirse parte de las novelas.
Recuerdo con mucho cariño la época en que mis padres me compraban estos libros, de los cuales conservo tres; “La Novia Muerta”,”La Casa de la Playa” y “La Noche de Halloween”. Todos ellos son muy interesantes y, como sólo son ejemplares de alrededor de 200 hojas, se leen muy rápido.

Esta presentación es muy buena ya que el lector no tiene tiempo para aburrirse, también rescato la importancia de estas novelas en el sentido de que son una buena estrategia para que los niños y los adolescentes se interesen por la lectura.

Pocas veces existen libros que atrapen la atención de este sector de lectores, libros interesantes y dinámicos, como estos, podrían cambiar la perspectiva del mundo de la lectura a los jóvenes.
Y he de confesar que me cambiaron la vida, porque gracias a ellos aprendí que los libros son un buen camino para aprender nuevas cosas y divertirse en el proceso.

Desde entonces mi libro favorito de esa colección es “La Novia Muerta” y el prólogo dice así: “¿ha vuelto la novia de Jonathan desde el mundo de los muertos? Annie acaba de conocer al chico y no sabe nada sobre la novia que había tenido. Nadie le ha dicho como murió, pero Annie esta a punto de averiguarlo”.

Yo les recomiendo, si tienen un tiempo libre y quieren leer una novela corta que los atrape y que les regale un buen momento de ocio, que lean las novelas de R.L Stine, a pesar de que son para un público joven, cualquier persona es capaz de pasar un muy buen rato leyéndolas. Ahora sólo depende de un clic, ya que en Internet hay muchos sitios donde se pueden descargar estas novelas de una forma rápida y gratuita.

Y no me queda más que desearles ¡Buena lectura!...

Gabrielle Vallejo M.

El Lunático. Por Ivonne B. Mancera

“Clorfenamina compuesta”

Desperté sumergida en mi propio calor corporal, en el olor del enfermo que duerme horas extras, se come una pieza de pollo y sigue durmiendo.
Trate de encontrar vestigios de mi vida. Una flor morada que robaste para mi y que me recordó un poema de Sabines (“Te quiero a las diez, y a las once y a las doce del día”), un poco de hojitas secas de la Jacaranda pegadas a mi piel debajo de la ropa… un par de fotos pegadas a la pared.

¿Has sentido que no existes? Cuando desperté, parecía que todo fue un sueño. Me urgía encontrar tu voz, me urgía encontrar tu rostro… pero no el de las fotografías que sólo le ofrece más surrealismo a mi despertar… buscaba tu rostro de piel de cobre y hueso.

Entonces tuve recuerdos del día, y del ayer… del domingo que te vi, de la película sobre el circo y el silencio durante el juego del Barcelona. ¿Desperté ayer u hoy? ¿Desperté de un sueño comatoso o del sueño de la gripa? ¿Desperté y estás?... o ¿no estás?.

Y tanta jodida pregunta me tiene más revuelta, más entre que sigo soñando o que no hay un mundo allá afuera, mejor aprieto los párpados y me duermo de vuelta.
Siento que no te conocí y que estoy más bien inventando una novela, de esas donde el hombre es todo lo que yo quería, con sus bellos y sus feos extras. Donde soy la protagonista, donde me dices palabras bellas y me das besos sabor galleta.

Desperté con la necesidad de llamarte pero tengo miedo de marcar a casa de la abuela de alguien, que no vivas donde te visite, que no seas a quien tanto amo. Desperté y pregunte: ¿Has despertado sintiendo que no existe nadie?.

- Ivonne B. Mancera

Los ladrillos en El Muro. Por Jesús Brilanti T.

“UN PURGATORIO PARA EL SOFÁ”.


Constrúyeme por favor un purgatorio donde pueda expiar todas mis culpas, y enmudecer cada uno de mis anhelos por intentar encontrar las respuestas donde yo mismo sé de las soluciones y de las causas.

Constrúyeme, si acaso pudieras, un purgatorio para lavarme por dentro cada herida que supura, que arde cada vez que respiro, mientras el oxígeno se encarga de envenenar la parte que queda sana en mí ser.

Sé que sólo soy un rayo de luz que se ha infiltrado por entre las grietas y después de ellas me he metamorfoseado en halo de oscuridad. Y oscuridad desnuda me quedo cuando no me vienes a buscar, así acontece por horas mientras simplemente me detengo a respirar tendido sobre aquel sofá. Mientras estoy en medio de este recinto acromático soy ausencia de luz, soy cuerpo opaco que divaga con este problema mío en el que choca a contra reflujo mi existencia con la vaciedad.

Cuando tienes hambre vienes y abres la puerta para que yo vuelva a aparecer como el destello de luz que ilumine tu trayecto hacia tu habitación, pasando por el corredor hasta llegar al refrigerador; a final y al cabo sacias tu apetito, das media vuelta y simplemente te vas, de regreso yo te guío iluminando el trayecto hasta tu alcoba, justo en media hora una vez dormido, silente, estarás. Eres un niño con preocupaciones muy tuyas, muy de tu corta edad, con todo ese egocentrismo que atasca cada rincón, cada muro, cada ventana y aun más las puertas ajenas a la realidad. Yo tan solo soy un halo de luz, a destiempo y sin edad, lo que las mayorías conocen como simple oscuridad, oscuridad silente soy y mírame como he permanecido aquí por siglos soportando esta frialdad.

Constrúyeme, si fuese tu voluntad, un purgatorio que redima parte de mi asfixia, la que no termina por dejarme en paz ni siquiera cuando me escondo debajo de mis párpados.

Me buscas por las noches cuando un mal sueño se ha metido bajo tus cobijas y llenado de mugre tus almohadas, y corro desde el sofá para buscarte e iluminarte, tienes que saber nada te pasará cuando la luz llega hasta tu habitación, te detienes y sabes que nada es real, mi luz te tranquiliza y vuelves a pensar en que siempre te estaré espiando, asegurándome tu tranquilidad. Te duermes, como siempre te olvidas de mi existencia, me retraigo, pienso que me utilizas a tu conveniencia, pero eres un niño pequeño y egoísta como todos, que duerme en pijamas con un oso de felpa abrazado y la figura de un hombre crucificado pende del muro a la altura de tu cabeza.

Soy destello de luz que cuando le olvidas, me refugio en las arrugas de aquel viejo sofá desahuciado, para convertirme en penumbra y de negro me quedo para guardar luto por la pena, la amargura que me embriaga al saber que estoy contigo y a la vez estoy tan lejos cuando oprimes el interruptor.

Cuando llueve y hay tormenta por las noches esperas me quede de pie a tu lado, iluminando hasta el último rincón donde algún fantasma empapado pudiese refugiarse del brutal aguacero; pero en las noches tranquilas colmadas de calma, muy pronto adiós me dices y me condenas a la no existencia impregnado de susurros animados por tu resoplar cuando caes dormido en la cama y no importa nada más que tu sueño y tu egoísta ánimo por descansar. Eres un niño, no importando tus desplantes al cerrar las cortinas, provocando que todo se tiña de amarga oscuridad; pero si algo te espanta a media noche bien sabes que la luz vomitará lo que carga en el vientre. La luz te dice que lo grotesco se quedó atorado en medio de un confuso y obsceno sueño; no pasa nada, nada pasará, pero para mí nada pasa, el sueño gira en torno de mi propia aberración de sentirme desahuciado y abandonado por mi propia opacidad.

Elabórame, con esa basta imaginación infantil, un purgatorio para el sofá donde duermo como sonámbulo por instantes en esta grotesca y eterna sensación de soledad.


- Jesús Brilanti T.

Los ladrillos en El Muro. Por Viridiana Benavides M.

“Melodía”

La mejor armonía se logra del ruido y silencio, de luz y sombra, conviviendo con sus altos, bajos, profundos y débiles; llenándose de si.

Tú, misterio sin final, tú, interrogante fugaz. Fijo mi misterio en cada actuación.
Suspiro ante el resultado del sueño inimaginado del susurro vagabundo incrédulo de tu don ilusionista.

Tú, ilusionista que me hace creer en un amor idealista, sacas de tu sombrero tantas promesas fantásticas, tantos sueños placenteros, que se esfuman tan rápido como el viento se lleva las hojas.

Afirmas cada suceso cuan realidad en el universo, analizas cada paso, cada situación venidera.
Tú sabes bien qué tantas cosas lo provocaron; ahora mis pasos se escucharan lejanos a los tuyos y mi corazón llueve y se desgarra.

Soy muerte, tristeza y angustia añorando el rayo de luz, ven con tu alegría, con tu sonrisa a llenar esta alma vacía, insaciable de ti; estamos tan cerca en la distancia; en instantes nos abrazamos en el fulgor de la nostalgia, con la pasión deseada.

Qué se necesita para permanecer a tu lado, qué se necesita para derrumbar el muro de tu corazón; permanezco en el naufragio donde el mar es tu desamor y la tierra no llega a vista, sobrevivo de la indiferente agua salada.

Mi convertidor de entradas.
La tuerca que une mis pensamientos.
La instrucción exacta para emprender el vuelo.
El pedazo de vidrio que aleja la oscuridad de mi alma.
El bastón de insistencia contra el desasosiego.


Soy sombra, soy silencio.
Eres luz, ruido e inspiración.
Haciéndose realidad la paz y armonía en cualquier espacio.

- Viridiana Benavides M.

El Resplandor. Por Ivonne B. Mancera

Oscar Wilde
“El escritor que amaba el arte”


Un 16 de Octubre de 1854 en Dublin nació uno de los escritores, poetas y dramaturgos más excéntricos y llamativos de la historia literaria.

Oscar Wilde desarrollo su talento dentro de una familia inclinada a la actividad literaria recibiendo siempre el apoyo de sus padres.
Ambos progenitores de Oscar se dedicaron a la escritura, su padre (famoso otorrinolaringólogo) gustaba de escribir sobre antropología; su madre se inclinaba más por su gusto en la política nacionalista.

En 1871, la muerte de su hermana Isola inspira a Oscar para escribir uno de sus poemas más sensibles: Requiescat.

Durante su época de estudiante en las distintas instituciones de gran renombre (como Oxford) se destaco no sólo por ser un alumno excelente, también por su forma ocurrente de ser y esa facilidad para agradar a las personas que lo rodeaban.
Sus excentricidades fueron definiendo su personalidad y, sobre todo, distinguiéndolo de sus compañeros de estudio.

Constance Lloyd se apareció frente a él enamorándolo en Londres. El 29 de mayo de 1884 se casaron y tuvieron dos hijos: Cyril y Vyvyan.

Oscar no sólo era un amante de la literatura también se daba a conocer como un ser humano que encontraba una pasión profunda y fuerte en la belleza de los detalles y de las cosas simples, de los individuos indistintamente de su género.

Oscar Wilde formo parte del grupo de artistas que dieron fuerza al movimiento llamado Esteticismo, que se basaba en un sencillo principio: EL ARTE POR EL ARTE.

Uno de los textos más importantes de Wilde presenta su trabajo que lo enmarca dentro de este movimiento, “El retrato de Dorian Gray” nos habla de la apreciación que tiene el ser humano por el arte, sólo por ser arte, por lo bello del mismo.
Una frase dentro de este trabajo expresa la ideología de Wilde y de todos los artistas que tenían esta regla única: “Todo arte es más bien inútil”.

Era así como este poeta enamorado vivía, con simpleza, con una sensibilidad ilimitada.
Oscar Wilde no se encerró en la poesía, se dedico a diferentes géneros literarios. Gustaba de escribir sobre la política, ejemplo de ello es su libro “El alma del hombre bajo el socialismo”, donde refleja su inclinación al socialismo anárquico.

En “La importancia de llamarse Ernesto”, Oscar hace una crítica satírica de la manera en como funcionaba la aristocracia inglesa… ganándose la aprobación de algunos y el odio de otros.

Las críticas hacia Wilde siempre fueron muy variadas. Hubo quien lo nombro uno de los grandes genios y representantes del Esteticismo pero, también, lo identificaron como un payaso burgués y ridículo dentro del medio artístico.

Wilde se vio envuelto en un mar de rumores y problemas legales cuando su amistad con Lord Alfred Douglas Queensberry lo incito a demandar a su padre (el marqués de Queensberry) por difamación.
El marqués decía entre el círculo de amigos de la alta sociedad que Wilde gustaba de las relaciones homosexuales.
Oscar terminó condenado a dos años de trabajos forzados en mayo de 1895.

La destrucción del Oscar Wilde reconocido por su trabajo literario y su excentricidad no sólo fue en el plano profesional sino también en el espiritual.

Dentro de prisión escribió uno de sus trabajos más reconocidos: “De Profundis”. Este texto es una larga carta a Lord Alfred (mejor conocido como Bosie) sobre el gran aprecio que Wilde le tenía y la forma ingrata como Queensberry le pago.

Durante su estancia en prisión, su esposa Constance le cambio el apellido a sus hijos Cyril y Vyvyan, sin embargo, nunca se divorcio de Wilde.

En 1897 sale de la cárcel y pasa el resto de su vida en París, donde muere bajo el nombre falso de Sebastian Melmoth, habiéndose convertido al catolicismo.


Oscar Wilde es un fiel representante del Esteticismo. Sus obras nos ofrecen una gran crítica de la sociedad inglesa, de sus costumbres y la ideología que adoptaban muchos de los nobles de la misma.

También encontramos en sus trabajos una facilidad para notar los detalles más simples y sencillos de la vida, y hacer girar una historia alrededor de esos accesorios rutinarios.

La belleza siempre constituyo el principio de la obra de Wilde y también uno de los placeres más deliciosos de su existencia.

Oscar Wilde fue uno de los grandes escritores y amantes del arte.




- Ivonne B. Mancera