Entonces el tiempo se convirtió en arena de mi propio mar, la espiral interminable donde las ideas inconsecuentes, vanas, verdaderas y temiblemente bellas se confunden.
Y con los párpados cerrados, más no nublados, pretendiendo caminar a ciegas en un mundo de iluminados; desconfiando de todos, le digo adiós al olvido.
Con el mañana en la orilla del abismo y el hoy en el pasado, en el exilio, la irremediable angustia no me abandona.
Arrancándome los espacios vacíos, intercambiándolos por juramentos lejanos, ajenos, ese mar se convirtió en desierto.
María G. Barrón A.
************************************************
ReencuentroCamino para arribar a otro lado,
un lugar real o imaginario,
sin cuestionar por qué,
llego y sin entenderlo me marcho.
Tan sólo estoy en este mundo de paso,
mundo fatigado,
asfixiado en su perfume agrio.
Me entretengo con un rompecabezas,
uniendo las piezas
en una interminable sucesión.
Alguna vez creí,
“Que lo bello era lo bueno,
y lo bueno verdadero”;
y mandé lo demás a los infiernos.
No. El que así lo crea,
que no me llame a mí poeta,
que sepa que soy otro,
y no éste que escribe.
Ya no estoy cómodamente callado,
he perdido la costumbre,
de quedarme quieto;
soy como los perros,
“los perros románticos”.
Desde ese otro lugar,
en el que ahora me encuentro,
dedico un adiós para el final,
y un suspiro al supuesto enamorado.
María G. Barrón A.
**************************************
Insistente
No sé si vuelvan los tiempos buenos,
y estos, que no son del todo malos,
puedan irse a jugar el memorama de la vida.
Pero hoy voy a respirar aire de libertad,
para no morir entre mandatos.
Excreciones dictatoriales,
o mediocres actos de vandalismo.
Por las noches, supuestamente,
juro no volver a proclamar,
no ser dueño ni esclavo.
Esta es la plegaría,
de la que se sostienen mis dos manos,
entre las angustias del pasado,
y los augurios del futuro aproximado.
Y yo sobrevivo:
otra vez de rodillas,
otra vez desconsolado.
María G. Barrón A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario